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دسته بندی: فلسفه: تفکر انتقادی ویرایش: نویسندگان: Emilio Castelar سری: Ideas democráticas ناشر: J. Casas y Díaz سال نشر: 1858 تعداد صفحات: 141 زبان: Spanish فرمت فایل : PDF (درصورت درخواست کاربر به PDF، EPUB یا AZW3 تبدیل می شود) حجم فایل: 8 مگابایت
کلمات کلیدی مربوط به کتاب فرمول پیشرفت: تاریخ، جامعه شناسی، سیاست، تغییر اجتماعی، دگرگونی جامعه، روانشناسی اجتماعی، انسان شناسی فلسفی، معنای هستی، لیبرو داوری، اراده آزاد، مسئولیت کیفری، هستی شناسی
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El folleto es la condensacion del periódico. Tiene sus mismas cualidades, sus mismos defectos; pero vive más, porque el pueblo, á quien está consagrado, lo guarda, lo da mil veces á leer á sus hijos, lo conserva como su pobre y pequeña biblioteca. Necesito, pues, decir, por que yo, casi alejado de la vida periodística hace tiempo, tomo la pluma para recorrer esta segunda escala del periodismo, que se Ilaina folleto. Este verano he salido de Madrid para desahogar un poco mi cabeza conturbada por largos trabajos. En las ciudades, cn los pueblos, en el campo, en todas partes he encontrado amigos queridos que se han desvelado por complacerme, por alegrar mis días, por mostrarme ese cariño tan necesario a nuestra vida como el aire; y todos mis amigos, en cambio de su afecto, me han pedido que escribiera un pequeño libro para el pueblo. Yo mismo habia pensado mil veces que las abstracciones metafísicas, las altas y elevadas esferas de la ciencia, no son para mi espíritu, que en vano pretenderá volar por donde vuelan las águilas. Yo he nacido para recoger las flores que se caen de la imaginación dc los poetas, las ideas que se desprenden de la mente del filósofo, y llevarlas a la conciencia del pueblo, sin levantar nunca cl vuelo allí donde hierven las grandes tempestades y solo respiran los genios. Yo he nacido para dirigirme á los débiles, que no se ríen de mi debilidad ; a los ignorantes, quc no ven el mal gusto de mis imágenes; á los oprimidos, que poco dispuestos para entender la ciencia, entienden siempre la voz del sentimiento. Y no se debe perder ya ni una hora de tiempo. Queramos ó no queramos, lo cierto es que nuestros tiempos son tiempos democráticos. Todo tiende á la libertad, a la igualdad, á la fraternidad de los pueblos. La imprenta, llena dcl espíritu del porvenir, llueve ideas de progreso en la conciencia humana ; la eleclricidad , mas rápida que el huracan, lleva en sus alas de fuego el verbo de la civilizacion por toda la redondez de la tierra; el vapor, condensado en las manos del liomhre, destruye las fronteras, borra el es- pacio; América y Europa, separadas por el Océano, se abrazan, se unen, se confunden milagrosamente en un beso de amor; y el hombre, que sabe que son obra suya todas estas maravillas, crece al par que crece la civilizacion ; y así como encuentra en sus brazos fuerza para remover cl mundo material, en su espíritu ciencia para descubrir los tcsoros de la naturaleza, encuentra en su alma, en su ser, la raíz del derecho , y quiere ser libre, y lo será ; porque Dios pelea por su causa. ¿Acaso será justo, será honroso dejar al pueblo en su ignorancia, en su degradacion? Esos amantes dcl órden , de la paz, que embrutecen al pueblo, que quieren privarle de la luz de la verdad, de la luz del cielo, no saben que en su . orgullo están amamantando las fieras que han de devorarles. Un pueblo sin el conocimiento de su derecho, sin la conciencia de su deber, es como el negro esclavo del África, que, cuando rompe la cadena, todo lo atropella, todo lo destroza. Ahora bien, decidme, ¿quienes aman y desean mis el órden , vosotros, que remachais las cadenas del pueblo, o nosotros, que las quebramos? ¿ Y quienes evitan más catástrofes, vosotros, que embruteceis al pueblo, o nosotros, que llevamos la esperanza á su corazon , la fe á su conciencia? ¿Quienes coadyuvarán á la obra de la Providencia, vosotros, atajando el paso al progreso, ó nosotros, contribuyendo a su realizacion? Os empeñáis en ociltar la verdad desde lo alto de vuestro poder. ¡Inútil empeño ! Conseguiréis lo que conseguiría un hombre que, por estar en la más encumbrada montaña, quisiera con su sombra privar del sol á la tierra. Pero, no seré nunca adulador del pueblo ; antes mil veces quebraría mi pluma y ahogaria todas mis ideas en la conciencia. El que no dobla la rodilla al poderoso, no la dobla tampoco al humilde ; el que no adula á los reyes, no debe adular á los pueblos. El tirano que vive de la injusticia, encerrado en su soberbia, há menester de la adulacion que encubre la verdad ; el pueblo lo que necesita es verdad y justicia. Y la verdad es que los pueblos desmoralizados, los pueblos sin fe y sin conciencia, que no tienen dignidad, que se entregan á sus pasiones, despues de conmover hasta sus cimientos la sociedad, despues de traer todos los males de la anarquía, sin haber fundado nada, sin haber sembrado nada para alimento de sus hijos ; quebrantados por sus excesos, sin fuerza para mantenerse de pie, van á caer macilentos á los pies de un despota, para que les guarde con su espada el brutal sueño que viene siempre en pós de las flaquezas y de los vicios. Por eso aconsejaré siempre la virtud á los pueblos. Aquel pueblo, dormido, esclavo, al sentir el látigo del estranjero, se levantó, buscó en el polvo las lanzas de sus padres; desgajó los árboles para hacer chuzos. abrió las entrañas de la tierra para encontrar hierro ; levantó en cada casa una fortaleza, en cada pueblo un campamento; arrojó á las batallas sus hijos y hasta sus mujeres; amasó de nuevo con sangre de sus venas el altar sagrado de la patria; y desbandó las huestes vencedoras de mil reyes, enseñando á los pueblos esclavos cómo los pueblos libres vencen y humillan siempre á los tiranos.